Empezamos un
nuevo año, como un ritual, para renovar promesas, palabras, juramentos, una
mirada a lo que se hizo y no se hizo, un balance de los logros y retrocesos, un
hito para otear el horizonte, un punto para darle una nueva perspectiva al
rumbo de la vida, una renovación de esperanzas, aspiraciones y sueños.
Todo ello
desde el más profundo sentimiento de anhelo individual, así como también desde
la visión más humana y social de ambicionar una sociedad libre y digna para
todos, y el sueño de una Chota nuestra, unida, próspera, moderna sin dejar de
ser tradicional, con ciudadanos responsables y autoridades honestas e íntegras.
No es pedir
mucho. Es sólo exigir derechos y ejercer libertades con responsabilidad, y
demandar el cumplimiento de deberes, obligaciones y cargos de manera
democrática, con transparencia y honradez. Todos tenemos la obligación de
reconstruir los fundamentos de una sociedad libre y digna para todos.
Necesitamos un plan de acción inmediato,
impostergable, perentorio. Plantearnos un desafío existencial como individuos
(seres únicos, no divididos) y un desafío social en tanto seres sociales, miembros
de la sociedad humana, cuya existencia depende de lo que hagamos cada uno. Y
para empezar el año hay que romper con el flagelo delictivo de la corrupción.
Semanario Amor y Llaga N° 555
No hay comentarios:
Publicar un comentario