sábado, 14 de febrero de 2015

Tregua

Según el Diccionario de la lengua española (DRAE), la primera acepción de tregua es la suspensión de armas o el cese de hostilidades entre dos partes beligerantes o enemigos que han roto o tienen pendiente la guerra. La segunda acepción es intermisión, descanso, lo que es similar a intervalo, pausa, aplazamiento, espera, cesación, etc.
No queremos interpretar que el alcalde está en guerra con el pueblo de Chota, a quien le pide tregua. Queremos descifrar, en el mejor sentido de la palabra, como un pedido de espera, un aplazamiento de los reclamos, un solicitud de tiempo (seis meses ha dicho), para ver los primeros resultados de su gestión.
Esta especie de tregua política es sensata para ver el rumbo que tomará la nueva gestión municipal. Ver si realmente está en la capacidad de gobernar Chota y de solucionar los graves y urgentes problemas que la aquejan; ver si existe una verdadera voluntad política y de emprender una gestión moderna, transparente y fundamentalmente honesta.
Pese a las sospechas razonables surgidas desde el momento que se realizó una campaña electoral que largamente supera en gasto los ingresos que recibirá como alcalde y a los testaferros que estarían detrás, cabe el beneficio de la duda.
Pero tregua política no significa dejar hacer dejar pasar las cosas. No significa cerrar los ojos, poner oídos sordos y hacer mutis ante las irregularidades que linden con actos de corrupción. A la corrupción no se la puede dar tregua ¡jamás! 

Semanario Amor y Llaga N° 556

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