martes, 13 de noviembre de 2012

Crecimiento vs. planificación urbana en Chota (A propósito del Día Mundial del Urbanismo)



Todo indica que en Chota el crecimiento urbano crece en relación inversamente proporcional a la planificación urbana. Esto no es sólo la constatación de una realidad, en sí misma preocupante, sino un grave problema, frente al cual la autoridad municipal no tiene la capacidad, la firmeza ni la imaginación para afrontarlo.
La expansión urbana y la vorágine de la construcción es tal, pues observamos que no hay manzana donde no se esté edificando, para decirlo con una metáfora, en un abrir y cerrar de ojos, por lo menos una casa nueva, un piso nuevo, o se esté reconstruyendo o remodelando viviendas y establecimientos comerciales de todo tipo, con los consiguientes problemas de uso de la vía pública, arrojo de desmontes, incumplimiento de normas de edificación, etc.
Es sabido que este extraordinario crecimiento urbano se debe, entre otros factores, al aumento vegetativo de la población, a la inmigración, al despoblamiento del campo, al desarrollo económico y social, sobre todo de las actividades comerciales y de servicios. Sin embargo, para afrontarlo con seriedad y, por qué no con creatividad y arte, se ha soslayado el urbanismo o la planificación urbana.
La organización del espacio urbano, la planificación de su crecimiento y el control de las edificaciones, inaplazable e ineludiblemente está bajo responsabilidad legal de la autoridad municipal. Ya es tiempo entonces que la planificación urbana se imponga a la improvisación y la falta de visión y de autoridad. Es obligación de la Municipalidad conducir los planes estratégicos para el desarrollo urbano armonioso, equilibrado y saludable de nuestra ciudad.
Amor y Llaga N° 472

viernes, 2 de noviembre de 2012

La dignidad del machete


Pertenecemos a un pueblo motejado de machetero en la connotación violenta, sangrienta y cruel del término, sin reparar que aquel instrumento ensiforme denominado machete simboliza para los chotanos coraje, rebeldía y trabajo. Es cierto que en el decurso de los años era una forma de hacer respetar derechos y exigencias sociales, pero a veces también, de reparar daños, ofensas o el honor herido, o una respuesta soberbia a enemistades y rencillas fatuas. Tener un machete en casa es tener un instrumento de trabajo: desbrozar el campo de malezas, segar la hierba, abrir caminos, cortar la caña de azúcar, madera o leña. Y un instrumento de defensa: desbravar a los corajudos.

Es probable que esa significación peyorativa y maligna que se da a los chotanos, provenga de ese periodo que va desde la década del 20 hasta fines del 70 del siglo XX, en que el bandolerismo y el abigeato asolaron de terror, sangre y crueldad los caminos y campos de nuestra provincia, en muchos casos, con la complicidad de las autoridades judiciales y policiales. Pero son los valerosos hombres del campo, organizados en rondas campesinas,    quienes logran recuperar la tranquilidad de sus terruños, controlar e incluso acabar con el abigeato y reivindicar la dignidad del machete como instrumento de trabajo y de defensa.
Un periódico se denominó “Machete” y un boletín revolucionario llevó el nombre de “Machete Rojo”. También se instituyó, sin fortuna, el premio literario “Machete de Oro” y un grupo musical fulguró con sus voces y melodías bautizándose como “Los Machetes de Acunta”. Un pintor plasmó en el escudo chotano dos machetes cruzados como blasones de nuestra identidad y un poeta le dio calidad de verso en nuestro himno. Colofón, el machete nos identifica y nos da dignidad. 
Amor y Llaga N° 470

Chota: pasado, presente y futuro (III)


Se ha reseñado, a grandes rasgos, algunos momentos simbólicos de nuestra historia con el propósito de motivar su estudio y difusión, y contribuir a la formación y afirmación de nuestra conciencia histórica e identidad cultural. Parodiando las palabras del historiador francés Jacques Le Goff: “Una [Chota] sin historia sería huérfana y desdichada”. Y añade: “Hay que conocer todo el pasado con una perspectiva de futuro”. Invocación que asumimos.
Chota para nosotros no sólo es un pueblo, es una manera de ser, viviente, palpitante; es pasión y sentimiento, es sueño y esperanza. El auténtico espíritu chotano se ha forjado y perfilado en grandes luchas por la libertad (Pedro Tantallacta en 1777 e Inocencio Consanchillón en 1821), por la educación y el progreso (Osores, 1861), en la defensa de la patria (Becerra, 1882), contra la opresión y la tiranía (Benel, 1924), por la justicia y la dignidad (Rondas Campesinas, 1976).
No debemos, sin embargo, quedarnos anclados exaltando un pasado glorioso. Esos momentos cumbres y grandes íconos de nuestra historia debemos valorarlos en lo que representan, respetarlos en lo que significan y seguirlos en lo que nos enseñan. Pero nuestro orgullo sería pleno cuando tengamos una Chota material y espiritualmente, moderna, próspera y desarrollada.
Lograr estas metas significa recuperar el espíritu chotano, el alma chotana, la identidad chotana, la dignidad chotana. No debemos permitir que advenedizos y oportunistas movidos por el corrosivo afán de lucro se comporten como felipillos, traicionando la fe y la esperanza de un pueblo, sus aspiraciones de bienestar y progreso. La generosidad, la laboriosidad y la rebeldía está en el sustrato del ser chotano. Hagámosle honor para construir hoy el futuro de Chota.  
Amor y Llaga N° 470

Chota: pasado, presente y futuro (II)


Los chotanos somos sucesores de dos grandes vertientes: la autóctona que viene desde el Hombre de Pongoya, Pacopampa, Sangache, Chotmarca, Chetilla, Condorcaga, Andasmayllu, Acunta, en fin, la telúrica tradición andina que ha sublimado el espíritu y nos ha dado una idiosincrasia especial que se expresa en el carácter generoso, laborioso, rebelde y libertario.
Junto a ello, a partir de la llegada de los españoles con su legado de lengua, religión, usos y costumbres, se produce un sincretismo con la tradición andina muy peculiar, a través de un proceso, a veces, paulatino y paciente y, otras veces, de modo violento e indignante. Así ha venido configurándose nuestra identidad.
La propia lucha por la independencia y el acto patriótico de su declaración el 12 de enero de 1821, fue un hecho de significación y simbolismo notables: Un alcalde indio, don Inocencio Consanchillón, lideró la gesta libertaria secundado por familias de descendientes españoles: Arnao, Osores, Orrego. Momento cumbre de la fusión de dos vertientes culturales para construir un destino común: Chota. 
Desde entonces nuestra historia adquiere otro cariz. La línea del tiempo que comprende el intermedio entre la lucha por la independencia (1821) y la resistencia y defensa de la patria (1882), está marcada por acontecimientos de orden institucional, educativo, cultural y económico, como parte de la búsqueda de progreso y bienestar, ideal que  constituye una constante en el espíritu chotano.
Amor y Llaga N° 470