lunes, 29 de diciembre de 2014

Felipe Santiago Guerrero Barboza

En la navidad de 1979 el corazón de don Felipe Santiago Guerrero Barboza, uno de nuestros insignes e ilustres maestros, dejó de latir. Flaco, alto, de impecable terno oscuro, autodidacta, dueño de un verbo rotundo, una extraordinaria cultura, una conversación cautivante, una amistad imperecedera, y militante comunista convicto y confeso.

Su don de maestro, forjado en los libros y en la vida, lo trasuntó en las aulas del colegio San Juan y del entonces Instituto Nacional Agropecuario N° 1 (hoy I.E. Miguel Grau) del cual fue uno de sus profesores fundadores. Enseñó materias como Historia, inglés y francés, idiomas estos que los dominaba con peculiarísima dicción.
Dijo que la noble misión de los profesores es estudiar junto con la juventud “…sin pretensiones, tratando de fortalecerla y de regar en su corazón y su inteligencia algunas  buenas semillas, para que con los frutos que ellas produjeren, sustenten sus almas en este ir y venir de la vida y no se vea expuesta a ceder a las tentaciones de la demagogia por falta de alimento espiritual”.
Su cometido no se circunscribió a las aulas. Estuvo presente en toda causa digna de Chota. En la IV Convención Nacional de Chotanos (junio 1979), certamen del que naciera el FUDIP (Frente Único de los Intereses del Pueblo de Chota), fue elegido presidente honorario junto a distinguidos maestros y chotanos.
Orador de categórica elocuencia y poeta de verso claro, directo y valiente, no cejaba en exhortar a la juventud, para que levante su voz con fe y esperanza, con rebeldía pero sin fanatismo.
Amor y Llaga N° 554

¡Feliz navidad!

Quizá la ocasión no es propicia para hablar de hechos desagradables, indignantes y funestos que han convertido a nuestra tierra en tierra de nadie, donde la ciudad es un caos, donde la autoridad ha renunciado a la sobriedad, honestidad y decencia en el cumplimiento de su deber público, y donde los ciudadanos han perdido su capacidad de indignación.
Nuestros pueblos parecen, si vale la expresión, olvidados de Dios, pero no sólo olvidados, sino además castigados. Cuatro años perdidos. Los alcaldes y funcionarios sectoriales que han hecho de las suyas con los dineros públicos, envueltos en graves denuncias de corrupción, se van impunes con su corte de incondicionales y testaferros con los bolsillos llenos.
Los ciudadanos con su actitud pusilánime, pasiva y hasta pordiosera, han contribuido a fortalecer esa cultura de la impunidad, tan nociva para la democracia y corrosiva de la institucionalidad. Y la juventud, otrora abanderada de las luchas, ha tomado el camino fácil de cerrar los ojos ante la realidad.

Pero no todo está perdido. Aún en la derrota más desastrosa, en la caída más honda, en el golpe más duro, en el infortunio más cruel, pervive una gran reserva de moral, de humor y de amor de los cuales sacar fuerzas para luchar contra el oprobio. Y como escribe el gran narrador Eduardo González Viaña: con penas y todo siempre somos felices. ¡Feliz navidad!
Semanario Amor y Llaga N° 553

Ni cómplices ni comparsas

Se está cerrando un periodo oscuro y nefasto de nuestra historia, pero nada augura que el que viene será diferente. Todo indica que un continuismo agravado y remozado, corregido y aumentado, de las sucesivas gestiones municipales va a instaurarse nuevamente si es que lo seguimos permitiendo con nuestra complacencia.
Este año ha sido particularmente funesto, vergonzoso y hediondo. El diez de febrero la Sala Penal Nacional condenó al alcalde de Chota, quien con la vista gorda de la policía estuvo nueve meses prófugo de la justicia, hasta que una sala suprema declaró nula la sentencia y ordenó nuevo juicio, lamentablemente tarde para sus intereses, ya que el antedicho no alcanzó a postular a la reelección.
Vinieron las elecciones municipales con los resultados que todos ya conocemos, tras una campaña millonaria, que luego será cobrada y pagada con recursos públicos con testaferros, licitaciones amañadas, sobrevaloración de adquisiciones y obras, y no solo con la complacencia de la población sino además con la inoperancia de las autoridades.
El pueblo chotano y sus organizaciones de base que aún no han sido contaminadas de indignidad, no pueden convertirse en cómplices ni comparsas de la gangrena de la corrupción que está corroyendo nuestro país. Ni cómplices ni comparsas de autoridades indignas, sea cual sea el color o la bandera política que abrazaren.
Pues, por ello, estar vigilantes y en alerta constante es un deber que los ciudadanos dignos no debemos renunciar. 
Semanario Amor y Llaga N° 552

jueves, 11 de diciembre de 2014

El Tingo

La maraña de las elecciones municipales y regionales con su añadido de candidatos sin mayores méritos que las minucias de su ambición personal, y con los resultados de sobra comentados, nos han sustraído de resaltar importantes publicaciones, como la revista El Tingo, órgano informativo del Movimiento Cultural Tacabamba, que salió a la luz en setiembre último, con motivo de la festividad patronal de aquel hermoso y acogedor distrito.

El Tingo es el esfuerzo intelectual, por supuesto económico, del mencionado Movimiento Cultural Tacabamba que surgió como corolario de la primera exposición pictórica y fotográfica realizada en setiembre del 2013, y la inquietud y empeño del Dr. Víctor A. Becerra Llatas, ahora presidente de la institución, que ha logrado convocar a  un grupo entusiasta de tacabambinos para impulsar diversas actividades y proyectos en esta área tan desdeñada y olvidada: la cultura.
Dejemos que los editores de la revista nos expliquen el porqué del nombre de El Tingo: Porque identifica un hermoso paraje, ampliamente conocido por los tacabambinos, como el punto de confluencia de los ríos Lascán y Tuspón, muy cercano a la población y lugar obligado de paseo de los visitantes”.  Y no dejan de tener mucha razón, es un paraje encantador.

El Tingo es pues una revista ilustrada de 42 páginas, impresa en papel cuché a todo color, con artículos que nos revelan pasajes de la historia, las costumbres, la poesía, las festividades religiosas, la vida social y cultural de Tacabamba. Sólo nos queda desear que no muera en su primer número y que el Movimiento Cultural Tacabamba sea digno de emulación por otras  organizaciones de los distritos y provincia de Chota y la región.
Semanario Amor y Llaga N° 551 

lunes, 1 de diciembre de 2014

Eleodoro Benel Zuloeta

Uno de los personajes considerados  simbólicos del ideario y de la identidad de los chotanos es, sin duda, don Eleodoro Benel Zuloeta. Convertido en una leyenda por el imaginario popular, reverenciado por sus propios rivales, perseguido a muerte por la fuerzas del orden, querido y odiado, admirado y abominado a la vez, es, sin embargo un ícono de la rebeldía y del espíritu libertario que glorifica a Chota.
La leyenda de Benel se forja desde sus años juveniles cuando participa en las montoneras pierolistas en Piura y en el asalto a Lima, dirigido por el mismo Piérola;  las luchas facciosas en la primera década del siglo pasado, la rivalidad con los hermanos Ramos; luego, en 1914, a raíz de la encarnizada masacre en la hacienda Llaucán, de la que se le acusaba, fue duramente perseguido hasta su captura en 1917, y poco tiempo después (1919), su ingeniosa salida de la cárcel y su espectacular huida.

Se adhirió y participó, en 1924, en la mayor hazaña política e insurreccional para derrocar al presidente Augusto B. Leguía, quien había implantado una implacable tiranía para favorecer los intereses del imperialismo norteamericano. Aquella aventura política y armada lo condujo a su inmolación el 27 de noviembre de 1927, luego de tres sangrientos años de resistencia y enfrentamientos con las tropas del gobierno. Robusteciendo así el mito y el epíteto de bandolero.
Quizá su participación en este suceso, a la hora de sopesar a nuestros personajes, le dé un mayor valor histórico y emblemático para los chotanos. Es preciso, en respeto a la verdad histórica, ubicarlo en su tiempo, es decir en el contexto social y político de entonces. Al decir de Basadre, “Eleodoro Benel Zuloeta es un símbolo del estado semifeudal en que vivía y vive todavía gran parte de la sierra”.

No obstante que Benel vive en el corazón y el imaginario de los chotanos, poco se sabe de él, y muy poco valor se le da en la enseñanza de la historia regional, la que anda tan excluida de los textos escolares.  

Semanario Amor y Llaga N° 550