lunes, 7 de octubre de 2013

Rondas Campesinas y congreso estatutario

El Primer Congreso Estatutario convocado por la Central Única Nacional de Rondas Campesinas del Perú –CUNARP– (Trujillo, 4 y 5 de octubre) tiene una agenda muy ambiciosa, importante y de trascendencia histórica, si el sectarismo y dogmatismo político no se imponen como una especie de mal endémico que debilita y perjudica gravemente a las organizaciones populares.

 Pese a que no se cuenta con los documentos congresales ni el proyecto de modificación de los Estatutos que hubieran sido previamente analizados y debatidos por los ronderos, hecho que a su vez hubiera promovido un despliegue organizativo y una gran movilización desde las bases, este congreso se convierte en necesario y urgente, sobre todo, en la coyuntura política actual: de auge de la corrupción y  de agresión a la clase trabajadora.
Las rondas campesinas requieren ahora, desde dentro (muchos estudiosos e investigadores lo han hecho desde fuera) revisar toda su historia, es decir, realizar un balance de sus aciertos y errores, de sus momentos de auge y de sus periodos de decadencia, de sus etapas de desarrollo y de los logros conseguidos en los 36 años que van desde su resurgimiento en el caserío de Cuyumalca y su extensión en todo el país.

Es evidente que el tiempo programado para cada uno de los ocho puntos de la agenda resulta insuficiente y arbitrario (la inscripción de delegados parece tener más importancia que el temario en sí). No obstante, las rondas campesinas deben recobrar el papel protagónico que en un tiempo hiciera retroceder a la delincuencia, a la corrupción judicial y policial y al senderismo, y no formar parte ni ser cómplices, en casos bastante visibles, de la corrupción que fermenta en la administración pública.  
Amor y LLaga N° 506

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