lunes, 2 de julio de 2012

Después de la embriaguez ¿qué?


La euforia, la alegría, la embriaguez y acaso también la nostalgia de la fiesta   pasen pronto y las cosas vuelvan al punto muerto de enfrentarnos a una realidad que vanamente se ha querido ocultar estos días. Como dijo el escritor checo Milan Kundera: “Pero no hay fiesta que dure eternamente”.
Sin duda el contexto de su estupenda novela, La insoportable levedad del ser, no es el mismo ni menos podemos equipararlo con nuestro escenario social. Sin embargo, el mensaje implícito de aquella obra es tan totalizador: el drama que padece un pueblo frente a la invasión de la violencia.
 Pero, nuestro pueblo no sólo padece la invasión de la violencia en sus manifestaciones más sutiles y más crueles, sino también la invasión de la hibridez, la amenaza de la zafiedad, el enseñoramiento de la estupidez y el endiosamiento de los falsos e impostores, sobre todo, en el ámbito de la política y el gobierno.
De no tomarse las acciones necesarias para acabar con esa lacra que cohabita en cada entidad pública, nuestro pueblo, no será más que fama de un pasado que a duras penas está en la memoria histórica; y nuestra ciudad será una más de las que crecen sin ningún norte, sin ninguna perspectiva de auténtico progreso y desarrollo.
La juventud chotana tiene un reto que no puede ni debe esquivar ni aplazar. 
 
Amor y Llaga 458
 

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