Andar por el peligroso camino de un periodismo independiente, crítico,
opinante e irreverente no sólo nos ha proporcionado el odio de los grupos de poder, de los esperpentos de la
política local, de funcionarios corruptos y sus acólitos de todo pedigrí, sino
también de los propios periodistas dados al silencio, a la franela y al paño
tibio.
Desde su primer número, Amor y
Llaga, semanario chotano de opinión, anunció su línea periodística y la ha
mantenido incólume a pesar de los arrebatos de aquellos que han medrado de los
recursos públicos. Y la hemos mantenido con dignidad, pasión, firmeza y
convicción, siguiendo el verso de nuestro Anaximandro Vega: “…hombres sin dobleces, apretados al honor”.
En estos quince rebosantes años hemos llegado a 459 números que son,
en buena cuenta, el testimonio escrito de un periodo crucial de nuestra
historia, donde han pasado por el sillón del gobierno local personajes
pintorescos, unos olvidados por lo que nunca hicieron alguna obra de
trascendencia o, tal vez, recordados por las mañoserías en el manejo de la
gestión pública.
En las columnas de este semanario manifestamos, sin medias tintas, nuestras
opiniones y puntos de vista frente a los graves problemas de nuestra provincia
y la región. Hemos denunciado y condenado siempre la lacra de la corrupción que
corre la administración pública, y hemos alentado y expresado nuestra adhesión
y solidaridad con las causas justas y legítimas de nuestros pueblos.
En este momento difícil y cruento para la región y decisivo
para el futuro de las generaciones, nuestro respaldo a la lucha de los pueblos
de Celendín, Hualgayoc y Cajamarca es militante, por eso nos reafirmamos en nuestra
batalla por la verdad, la dignidad, la justicia y el bienestar, por una
sociedad libre, más humana, más solidaria, más digna.
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