lunes, 1 de diciembre de 2014

Eleodoro Benel Zuloeta

Uno de los personajes considerados  simbólicos del ideario y de la identidad de los chotanos es, sin duda, don Eleodoro Benel Zuloeta. Convertido en una leyenda por el imaginario popular, reverenciado por sus propios rivales, perseguido a muerte por la fuerzas del orden, querido y odiado, admirado y abominado a la vez, es, sin embargo un ícono de la rebeldía y del espíritu libertario que glorifica a Chota.
La leyenda de Benel se forja desde sus años juveniles cuando participa en las montoneras pierolistas en Piura y en el asalto a Lima, dirigido por el mismo Piérola;  las luchas facciosas en la primera década del siglo pasado, la rivalidad con los hermanos Ramos; luego, en 1914, a raíz de la encarnizada masacre en la hacienda Llaucán, de la que se le acusaba, fue duramente perseguido hasta su captura en 1917, y poco tiempo después (1919), su ingeniosa salida de la cárcel y su espectacular huida.

Se adhirió y participó, en 1924, en la mayor hazaña política e insurreccional para derrocar al presidente Augusto B. Leguía, quien había implantado una implacable tiranía para favorecer los intereses del imperialismo norteamericano. Aquella aventura política y armada lo condujo a su inmolación el 27 de noviembre de 1927, luego de tres sangrientos años de resistencia y enfrentamientos con las tropas del gobierno. Robusteciendo así el mito y el epíteto de bandolero.
Quizá su participación en este suceso, a la hora de sopesar a nuestros personajes, le dé un mayor valor histórico y emblemático para los chotanos. Es preciso, en respeto a la verdad histórica, ubicarlo en su tiempo, es decir en el contexto social y político de entonces. Al decir de Basadre, “Eleodoro Benel Zuloeta es un símbolo del estado semifeudal en que vivía y vive todavía gran parte de la sierra”.

No obstante que Benel vive en el corazón y el imaginario de los chotanos, poco se sabe de él, y muy poco valor se le da en la enseñanza de la historia regional, la que anda tan excluida de los textos escolares.  

Semanario Amor y Llaga N° 550

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