Sin caer en
los consabidos clichés que se repiten año a año y que llenan de promesas,
discursos, lauros, remembranzas que pronto quedan en el silencio y el olvido:
el 6 de julio, Día del Maestro, se ha convertido en una fecha muy
significativa, de una relevancia que sólo puede dignificarse valorando la
dimensión humana y trascendente del sentido de educar.
Esa noble y
digna misión ha sido valorada a los maestros chotanos que en diversas épocas y
circunstancias han colocado muy en alto la responsabilidad de educar. Reconocidos
méritos ya sea por su dedicación y labor pedagógica, su trayectoria educativa o
su contribución a la educación nacional les ha valido el otorgamiento de la
honorífica distinción de las Palmas Magisteriales.
Pedro Coronado Arrascue, insigne
educador, profesor de los colegios nacionales San Juan de Chota y Guadalupe de
Lima, del que llegó a ser director, catedrático de la Universidad Nacional
Mayor de San Marcos, fue el primer maestro peruano en recibir las Palmas
Magisteriales en 1961, elevada póstumamente al grado de Amauta en 1963.
Otros
ilustres maestros chotanos que han sido distinguidos con las Palmas
Magisteriales son Gilberto Vigil
Cadenillas, Jorge Berríos Alarcón y Luis Valderrama Díaz. Así como el
prestigioso educador e historiador Juan
José Vega Bello, si bien no nació en Chota, fue hijo de un gran maestro y
poeta chotano: Anaximandro Vega Mateoda.
(Como
homenaje a los maestros chotanos, héroes de cada día, que dignifican su noble
pero grande labor, en un país lleno de desigualdades, el 6 de julio de 1997,
nació este semanario, Amor y Llaga, que hoy cumple 17 años con una pasión inquebrantable por Chota).
Semanario Amor y Llaga N° 532
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