La
segunda mitad de la década de 70 el país atravesaba por una crisis económica
desastrosa administrada por una dictadura militar por añadidura represiva. El
constante alza del costo de vida, el acaparamiento de los productos de primera
necesidad y la especulación de los precios, infligieron duros porrazos a la
economía popular y a los hogares humildes y empobrecidos de la sociedad. Situación
esta que exacerbó el sentimiento antidictatorial que desencadenó en una serie
de protestas en todo el país.
En
nuestra zona, las rondas campesinas habían resurgido un año y medio atrás y se
encontraban en pleno proceso de expansión en las estancias y comunidades
campesinas de Chota y la provincia de Hualgayoc. De cierto modo el abigeato y
la criminalidad en el campo estaba siendo controlado eficazmente, así como el
comercio ilegal de ganado y la corrupción de jueces, policías y fiscales
implícitamente asociados a los abigeos y comerciantes inescrupulosos.
Este
panorama económico, político y social fue el trasfondo de la más grande
movilización campesina y popular que tuvo lugar el domingo 21 de mayo de 1978.
Miles de campesinos y pobladores, en legítima protesta, tomaron la ciudad de
Chota por varias horas y en un acto espontáneo, efecto de la convulsión del
momento, irrumpieron en los almacenes de comerciantes acaparadores y
distribuyeron los productos que días atrás habían negado su venta para
especular con el precio.
Esa
misma noche fueron detenidos cerca de un centenar de dirigentes, ronderos,
maestros y estudiantes, de los cuales 17 fueron trasladados y procesados por el
fuero militar en Cajamarca. La ciudad durante varias semanas vivió el
sobresalto del toque de queda y la severa presencia del ejército. Sin embargo,
todo esto contribuyó para que la dictadura militar, asediada por las protestas,
convoque a elecciones generales y retorne a sus cuarteles.
Amor
y Llaga 489
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