Se ha reseñado, a grandes rasgos, algunos momentos
simbólicos de nuestra historia con el propósito de motivar su estudio y
difusión, y contribuir a la formación y afirmación de nuestra conciencia
histórica e identidad cultural. Parodiando las palabras del historiador francés
Jacques Le Goff: “Una [Chota] sin historia sería huérfana y desdichada”. Y
añade: “Hay que conocer todo el pasado
con una perspectiva de futuro”. Invocación que asumimos.
Chota para nosotros no sólo es un pueblo, es una manera de
ser, viviente, palpitante; es pasión y sentimiento, es sueño y esperanza. El
auténtico espíritu chotano se ha forjado y perfilado en grandes luchas por la
libertad (Pedro Tantallacta en 1777 e Inocencio Consanchillón en 1821), por la
educación y el progreso (Osores, 1861), en la defensa de la patria (Becerra,
1882), contra la opresión y la tiranía (Benel, 1924), por la justicia y la
dignidad (Rondas Campesinas, 1976).
No debemos, sin embargo, quedarnos anclados exaltando un
pasado glorioso. Esos momentos cumbres y grandes íconos de nuestra historia
debemos valorarlos en lo que representan, respetarlos en lo que significan y
seguirlos en lo que nos enseñan. Pero nuestro orgullo sería pleno cuando
tengamos una Chota material y espiritualmente, moderna, próspera y
desarrollada.
Lograr estas metas significa recuperar el espíritu chotano,
el alma chotana, la identidad chotana, la dignidad chotana. No debemos permitir
que advenedizos y oportunistas movidos por el corrosivo afán de lucro se
comporten como felipillos, traicionando la fe y la esperanza de un pueblo, sus
aspiraciones de bienestar y progreso. La generosidad, la laboriosidad y la
rebeldía está en el sustrato del ser chotano. Hagámosle honor para construir
hoy el futuro de Chota.
Amor y Llaga N° 470
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