Los chotanos somos sucesores de dos grandes vertientes: la
autóctona que viene desde el Hombre de Pongoya, Pacopampa, Sangache, Chotmarca,
Chetilla, Condorcaga, Andasmayllu, Acunta, en fin, la telúrica tradición andina
que ha sublimado el espíritu y nos ha dado una idiosincrasia especial que se
expresa en el carácter generoso, laborioso, rebelde y libertario.
Junto a ello, a partir de la llegada de los españoles con
su legado de lengua, religión, usos y costumbres, se produce un sincretismo con
la tradición andina muy peculiar, a través de un proceso, a veces, paulatino y
paciente y, otras veces, de modo violento e indignante. Así ha venido
configurándose nuestra identidad.
La propia lucha por la independencia y el acto patriótico
de su declaración el 12 de enero de 1821, fue un hecho de significación y
simbolismo notables: Un alcalde indio, don Inocencio Consanchillón, lideró la
gesta libertaria secundado por familias de descendientes españoles: Arnao,
Osores, Orrego. Momento cumbre de la fusión de dos vertientes culturales para
construir un destino común: Chota.
Desde entonces nuestra historia adquiere otro cariz. La
línea del tiempo que comprende el intermedio entre la lucha por la
independencia (1821) y la resistencia y defensa de la patria (1882), está
marcada por acontecimientos de orden institucional, educativo, cultural y
económico, como parte de la búsqueda de progreso y bienestar, ideal que constituye una constante en el espíritu
chotano.
Amor y Llaga N° 470
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