sábado, 18 de agosto de 2012

Agua limpia, no contaminada


La doblez de los políticos demagogos y de los gobernantes populistas (y de sus imitadores y aprendices) es patética. Más que eso, indignante, repudiable, asquerosa. La política nacional y local está, por decir de cierto modo, invadida por esos asaltadores del tesoro público y tratantes de la moral, cual si fuese ésta una ramera.
En estos días se ha celebrado el décimo aniversario del Acuerdo Nacional y con tal ocasión se aprobó la 33° política de estado sobre los recursos hídricos. El primero de los 15 lineamientos claramente dice: “el Estado dará prioridad al abastecimiento de agua en cantidad, calidad y oportunidad idóneas, a nivel nacional, para consumo humano y para la seguridad alimentaria…”
Cierto que es un gran avance, por lo menos, literal y declarativo. Pero qué es lo que hace el gobierno del señor Humala: tirar al tacho de basura todas las políticas de estado como lo hicieron Toledo y García. Lo expresado por el presidente en conversación con el periodista Raúl Wiener (diario La Primera: 15 de agosto) de que cancelar Conga costaría al Perú una demanda ante el Ciadi por más de 500 millones de dólares, es demostración del embuste.
Incluir en la constitución como derecho fundamental el acceso al agua, aprobar lineamientos de política de estado y una frondosa legislación sobre los recursos hídricos no cambiará nada, si no se empieza por respetar a los pueblos de Celendín, Hualgayoc y Cajamarca en su lucha precisamente por el agua, hoy amenazada y contaminada por una corporación minera abusiva y prepotente.
Las palabras de políticos como los susodichos, en realidad, sólo sirven para los aplausos, fotos, primeras planas y los sketch de los cómicos.   
Amor y Llaga N° 464

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