La
doblez de los políticos demagogos y de los gobernantes populistas (y de sus
imitadores y aprendices) es patética. Más que eso, indignante, repudiable,
asquerosa. La política nacional y local está, por decir de cierto modo,
invadida por esos asaltadores del tesoro público y tratantes de la moral, cual
si fuese ésta una ramera.
En
estos días se ha celebrado el décimo aniversario del Acuerdo Nacional y con tal
ocasión se aprobó la 33° política de estado sobre los recursos hídricos. El
primero de los 15 lineamientos claramente dice: “el
Estado dará prioridad al abastecimiento de agua en
cantidad, calidad y oportunidad idóneas, a nivel nacional, para consumo humano
y para la seguridad alimentaria…”
Cierto
que es un gran avance, por lo menos, literal y declarativo. Pero qué
es lo que hace el gobierno del señor Humala: tirar al tacho de basura todas las
políticas de estado como lo hicieron Toledo y García. Lo expresado por el presidente
en conversación con el periodista Raúl Wiener (diario La Primera: 15 de agosto)
de que cancelar Conga costaría al Perú una demanda ante el Ciadi por más de 500
millones de dólares, es demostración del embuste.
Incluir
en la constitución como derecho fundamental el acceso al agua, aprobar
lineamientos de política de estado y una frondosa legislación sobre los
recursos hídricos no cambiará nada, si no se empieza por respetar a los pueblos
de Celendín, Hualgayoc y Cajamarca en su lucha precisamente por el agua, hoy
amenazada y contaminada por una corporación minera abusiva y prepotente.
Las
palabras de políticos como los susodichos,
en realidad, sólo sirven para los aplausos, fotos, primeras planas y los sketch de los cómicos.
Amor y Llaga N° 464
No hay comentarios:
Publicar un comentario