La convocatoria a concurso público para contrato de docentes publicada el domingo pasado en la edición nacional del diario La República, además de emocionarnos a quienes apoyamos el desarrollo de nuestro pueblo, es otro paso importante en la institucionalización de la Universidad Nacional Autónoma de Chota. (Días previos a esta grata noticia el presidente de la comisión organizadora sufrió una agresión aleve por parte una docente de la UNC, que evidentemente reprobamos).
Son muchos los pasos, seguros y firmes, que tiene que dar la universidad para alcanzar primero se institucionalice y luego lograr el prestigio, la calidad y la categoría exigentes para una institución de esta naturaleza. Nada ni nadie puede hacer retroceder lo que se ha avanzado, porque colocar piedras en su camino equivale a una traición al pueblo de Chota, a sus aspiraciones de progreso y a sus necesidades de desarrollo.
Los sueños, las gestiones y las luchas por contar con una institución de educación superior universitaria no nacieron con la Unach, datan de algo más de treinta años y, por cierto, un primer logro fue la creación de la Escuela de Enfermería filial de la Universidad Nacional de Cajamarca, a la que el pueblo chotano contribuyó grandemente (sus primeros docentes trabajaron gratuitamente, sus clases se dictaron en la aulas del local antiguo del colegio San Juan, los maestros del Sutech donaron un día de su sueldo para su funcionamiento, la municipalidad compró y donó terrenos, etc.). Olvidar esto es una afrenta a Chota.
Lamentablemente hay quienes lo desconocen por simple ignorancia del pasado, pero hay otros que lo olvidan y desconocen mezquinamente, que es la peor forma de negar los antecedentes y la gesta de una obra. Pues, por ello, el reto y la tarea de los miembros de la comisión organizadora es convertir a la Unach en una universidad prestigiosa, acreditada y calificada, y hacer de ella la nueva alma mater de Chota.
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