En la vida de los pueblos hay fechas importantes que constituyen un factor de cohesión social y de identidad cultural. Se imponen, no por mandato expreso de una norma legal, sino por la fuerza de la costumbre, la trascendencia de un hecho histórico, la memoria que pervive en las generaciones y el rol que desempeñaron los protagonistas de esos hechos que, sin buscar ansiosamente la gloria, sólo cumplieron con un deber social o cívico.
El aniversario de la convenida y denominada “fundación española” de Chota es un tema polémico, tanto por la mirada histórica que se adopte como por la adhesión a una de las cinco hipótesis que existen al respecto. Pero, también, es un tema eventual, pues sólo en las proximidades de tal efemérides (1° de noviembre) se convocan a entrevistas y disertaciones que, dada las circunstancias, carecen de la rigurosidad científica con que la verdad histórica debiera revelarse.
Es necesario desentrañar la realidad de un hecho histórico como es el de la fundación de nuestra ciudad; precisar si lo fue como parte del plan de fundación de ciudades que el imperio colonial español llevó adelante para evangelizar y someter a los pueblos nativos de América; determinar si Chota ya existía como asentamiento urbano o ciudad a la llegada de los españoles, o si lo fue un pueblo que se formó por la política de reducción de indios implantada por el virrey Toledo. Muchas y tan controversiales interrogantes para saber de dónde venimos, quienes somos y qué queremos ser.
¿Qué celebrar, entonces? ¿La imposición de una cultura o el sometimiento de un pueblo?
Amor y Llaga N° 433
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