Los candidatos apuran planes y estrategias para ganar más votantes a su favor, algunos en forma muy modesta, y otros, en cambio, apelando a los recursos más tramposos, prohibidos por la ley electoral, pero permitidos por la fuerza del dinero, la mala memoria y la sinrazón.
Mientras esto ocurre en una suerte de febril y desigual competencia, nadie, mejor dicho ningún candidato, abre la boca por lo menos para cuestionar esa vergonzante afrenta a la dignidad de las madres de distritos como Chimbán.
Una noticia solitaria revela que las madres de ese distrito, arriesgando su vida, cruzan el río sujetadas a una cuerda para cobrar los cien soles del Programa Juntos. No se trata de una cifra insignificante, sino de 577 madres “beneficiadas” por ese programa. Triste y humillante realidad.
Nos descubre además de la ominosa afrenta, las tremendas brechas económicas, sociales y culturales, la pobreza, el abandono y la necesidad en que se encuentran no sólo esas madres, sino poblaciones enteras, a las que no llega acaso una ridícula migaja del tan pregonado crecimiento económico, diseñado para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
Los candidatos mostrando su cinismo más procaz e insolente, mostrarán sus mejores sonrisas, saludarán a todos y se llenarán la boca de palabras, promesas, ofrecimientos, juramentos, de exaltadas expresiones de amor y hermandad, que quedarán en el absoluto olvido una vez culminadas las elecciones y elegido algún salteador de las cajas públicas.
Y humildes madres como las de Chimbán se habrán multiplicado para cobrar cien soles.
Amor y llaga N° 388
Mientras esto ocurre en una suerte de febril y desigual competencia, nadie, mejor dicho ningún candidato, abre la boca por lo menos para cuestionar esa vergonzante afrenta a la dignidad de las madres de distritos como Chimbán.
Una noticia solitaria revela que las madres de ese distrito, arriesgando su vida, cruzan el río sujetadas a una cuerda para cobrar los cien soles del Programa Juntos. No se trata de una cifra insignificante, sino de 577 madres “beneficiadas” por ese programa. Triste y humillante realidad.
Nos descubre además de la ominosa afrenta, las tremendas brechas económicas, sociales y culturales, la pobreza, el abandono y la necesidad en que se encuentran no sólo esas madres, sino poblaciones enteras, a las que no llega acaso una ridícula migaja del tan pregonado crecimiento económico, diseñado para hacer más ricos a los ricos y más pobres a los pobres.
Los candidatos mostrando su cinismo más procaz e insolente, mostrarán sus mejores sonrisas, saludarán a todos y se llenarán la boca de palabras, promesas, ofrecimientos, juramentos, de exaltadas expresiones de amor y hermandad, que quedarán en el absoluto olvido una vez culminadas las elecciones y elegido algún salteador de las cajas públicas.
Y humildes madres como las de Chimbán se habrán multiplicado para cobrar cien soles.
Amor y llaga N° 388
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