martes, 4 de noviembre de 2014

Una mirada de cerca

A raíz del triunfo electoral del MAS un acólito, emocionalmente ebrio, ha dicho que en Cajamarca nació la nueva izquierda y el nuevo Perú. No creemos semejante mistificación de la realidad social y política, por la simple razón que un triunfo electoral no es garantía de un cambio, menos de una transformación social. Esto ha quedado demostrado en los cuatro años que lleva el MAS al frente de la región. 
Para quienes han pasado de los ideales de una izquierda revolucionaria a los artificios del pragmatismo oportunista, no cabe duda que una votación así, será usada para negociar candidaturas y posiciones hegemónicas con miras a las elecciones generales del 2016.  La unidad de las fuerzas progresistas y de izquierda, desde esa perspectiva coyuntural, no pasará de un matrimonio de conveniencia y una frustración más.
Magnificar de lejos la reelección del MAS-PR sin mirar de cerca los entripados de su gestión no sólo evidencia una mirada miope, sino cierta complicidad con los actos de corrupción. (Veamos los bochornosos casos de la UGEL y la DISA Chota, sólo para señalar los más sonados en estos días). A la corrupción no se la debe tolerar viniere de donde viniere, sea de la derecha o sea de la izquierda.

Y si procede de la izquierda la sanción debe ser mayor, porque sería una estafa enarbolar banderas de justicia social, libertad, honestidad, lucha anticorrupción y, en los hechos, hacer todo lo contrario de lo que se pregonaba desde el Sutep o las rondas campesinas. De modo que la nueva izquierda y el nuevo Perú no pueden nacer desde una orilla maloliente. 
Semanario Amor y Llaga N° 545

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