martes, 4 de noviembre de 2014

La lucha por la dignidad

La gota que rebalsó el vaso no fue la resolución del JNE, que restituye en el cargo al procesado y suspendido alcalde de Chota, sino la burla y negativa al pedido de rendición de cuentas formulado por el Fudip, que rebasado por los hechos, convocó a una marcha por la dignidad que derivó en la toma del palacio municipal.

Son de sobra conocidos los procedimientos, formas y modalidades de cómo operan las mafias que han convertido a los gobiernos locales y regionales en codiciados botines (¿alguien pretende negarlo?). También es de sobra conocido que los peruanos tenemos un sistema judicial incapaz y corrupto, experto en argumentar, proteger, retardar o hacerlas largas, hasta la absolución y olvido (casos Ticlla, Rubio, Julón).

En tanto los problemas se agudizan y se vuelven crónicos, los actores políticos, unos se engarzan en unas movidas oportunistas para ganar algún cargo público o alguna sinecura; y otros adoptan una actitud indiferente o guardan silencio cuando de por medio están sus copartidarios.

Por ello, la lucha por la dignidad de Chota tiene que ser integral y coherente. Y en el caso de las rondas campesinas no se puede distorsionar su histórica lucha para convertirlas en facciones mercenarias al servicio de una persona, de una autoridad o de un cacicazgo político.

No hay mejor homenaje a Chota que el de luchar por su dignificación.

Semanario Amor y Llaga N° 547

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