lunes, 7 de marzo de 2011

El año escolar


“Inconvenientes y ausentismo en el inicio el año escolar”, “Institución educativa inicia el año escolar con déficit de profesores”, “Padres de familia toman local de colegio por irregularidades del director”. Estos son algunos de los preocupantes, tristes y lamentables titulares al iniciar el nuevo año lectivo. Y no se trata de simples hechos aislados, sino de expresiones del indignante deterioro y abandono de la educación nacional.

Mientras esto ocurre año tras año, los gobernantes se llenan la boca con frases huecas, desprovistas de contenido e incontrastables con la dura realidad. La burocracia educativa se burocratiza cada día más, como si el fin de la política educativa fuera la parte administrativa en sí misma y no la formación de millones de niños y jóvenes.

Políticas efectistas, distractivas y coyunturales, dictadas para las inauguraciones y los aplausos, para la televisión, la radio y la prensa adictas al franeleo (a cambio reciben los millones en publicidad estatal y el perro muerto tributario). En fin, todo, menos un proyecto educativo nacional que verdaderamente encare los problemas fundamentales de la educación.

Pero es preciso también señalar con sinceridad y desapasionamiento, la escasez de auténticos maestros que asuman la labor educativa con verdadera entrega, dignidad y vocación. Cuando los maestros dejan de ser tales para convertirse en “profes” o como se dice hoy con cierto eufemismo cantinflesco, en facilitadores, es que la educación ha dejado de ser también una labor esencial, digna y trascendente para convertirla en una vulgar mercancía.

Amor y Llaga N° 406

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