jueves, 6 de enero de 2011

Entre el chasco y la expectativa

Concluyó la gestión municipal del señor Eduardo Rubio Castro. Y lo que señalamos al término de su primer año de gestión, lo reiteramos ahora, concluyó sin pena ni gloria. Entonces lo advertimos ya que “con su elección se cifraron expectativas que en las primeras semanas de gobierno terminaron por derrumbarse estrepitosamente y enlodazarse en escándalos y corruptelas (Amor y Llaga 274).

Y lo que también escribimos que “se ha manejado la administración municipal con los mismos moldes, pesas y medidas censuradas durante las campañas electorales, en una especie de círculo vicioso que desde más de veinte años se ha implantado en el gobierno local: uso y abuso de poder, clientelismo en vez de proyectos de desarrollo, despilfarro en vez de planificación”, lo repetimos nuevamente, con indignación, cuando constatamos que la inmundicia moral y la corrupción administrativa es mucho mayor. Uno de sus regidores ha declarado sentirse avergonzado de ser parte de esa caótica administración.

Ahora, por esas fallas y permisiones de la democracia del que más tiene, asume la gestión municipal un personaje sospechoso e investigado por lavado de activos y enriquecimiento ilícito, en una competencia voto a voto con alguien también cuestionado por su pésima gestión y procesado judicialmente.

Iniciamos el año 2011 y con él, la nueva gestión municipal y regional, quizá con expectativa y con mucho interés y esperanza que Chota no siga siendo la ansiada presa para la voracidad de los hacedores de fortuna con los recursos públicos, y presa además de la desidia y la indolencia de sus ciudadanos. Las autoridades tienen el deber de enaltecer a Chota trabajando por su desarrollo con honestidad, dignidad y un gran sentido de responsabilidad social. Y los ciudadanos el derecho de hacerles recordar y exigirles el cumplimiento de ese deber.

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