domingo, 19 de diciembre de 2010

Congreso ronderil

A pocos días de haberse realizado en la ciudad de Cajamarca el Congreso Internacional sobre Justicia Intercultural en Comunidades Andinas y Rondas Campesinas organizado por el Poder Judicial, se ha desarrollado en nuestra ciudad el Octavo Congreso Provincial de Rondas Campesinas, promovido por la Federación homónima, que ha congregado a 150 delegados y ha logrado la participación de una destacada estudiosa de las rondas, como es la Dra. Raquel Irigoyen Fajardo, del Instituto Internacional de Derecho y Sociedad, quien, a su vez, viene de participar en el certamen judicial.

Este congreso rondero, pese al evidente estancamiento orgánico y político de la Federación de Rondas, no deja de ser sumamente significativo, tanto por el contexto en que se desarrolla como por la perspectiva y retos que se plantea, y las necesarias y urgentes correcciones y orientaciones para mejorar o reencauzar el funcionamiento de esta organización, y encaminar el rol de sus dirigentes, dentro de nuevos contextos de la realidad política, social, judicial, económica y cultural en que se desenvuelven.

Si bien es importante e inexcusable reconocer que en nuestro ámbito existe no solo un organismo centralizador como lo es la Federación, sino que en la última década surgió, por muchas razones, motivos y circunstancias, otra organización paralela como la denominada Central “Única”, sin embargo, la perspectiva de las rondas campesinas es una sola: mejorar las condiciones de vida del poblador campesino, dentro de un ambiente de justicia, libertad, democracia, seguridad, paz y desarrollo. Objetivo, que muchas veces, olvidan los dirigentes de ambas tendencias.

Como colofón a esta nota, es preciso señalar, que las rondas campesinas no sólo han significado cambios en las condiciones de vida de los campesinos, mejoras en la economía agraria, respeto a sus derechos, avances educativos y cambios culturales, sino propuestas y usos en el nivel idiomático, como los ya generalizados vocablos rondero o ronderil, que bien merecen incorporarse al Diccionario de la Real Academia de la Lengua.

Amor y Llaga N° 399

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