Un
dirigente de Tierra y Libertad, como queriendo subsanar la gravísima trastada
política que nos jugó, ha pedido perdón al pueblo de Chota por el accionar del alcalde,
señalando además, que fue un error dejar a un grupillo de oportunistas se apoderaran del partido y negociaran la postulación
del actual burgomaestre.
Ante la carencia de reconocidos cuadros políticos y
técnicos, y los apremios electorales, los partidos recurren al método ya usual
de “invitar” advenedizos, sin conocer sus oscuros antecedentes (o
conociéndolos, pero ocultándolos), con el único fin de ganar una contienda
electoral, cueste lo que cueste.
Esa “invitación” no es tal sino una negociación, en
buena cuenta un negocio político, con comisiones, dividendos, utilidades y beneficios.
Y de este modo vemos como los negociantes de la política convierten a la
democracia en una farsa, una impostura y una estafa. Nos endilgan una autoridad
que resulta siendo un impostor.
Si Tierra y Libertad quiere recuperar el apoyo y la
simpatía que inicialmente despertó, lo que debe o ya debió hacer es un
pronunciamiento político, claro y principista, deslindando públicamente con el señor Julón y su cohorte de
incondicionales y con esa forma embustera de participar en las lides
electorales. No sólo perdón y olvido.
Además,
es indispensable, impostergable y obligatorio que los partidos políticos sean
verdaderos canales de representación política, con estructuras orgánicas
sólidas, democracia interna y con una permanente escuela de formación de
cuadros políticos y técnicos capaces, honestos e insobornables.
Amor y Llaga N° 466
Amor y Llaga N° 466
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