A veces ciertos hechos se imponen en los comentarios periodísticos que se posponen otros más importantes y trascendentes. Esto está ocurriendo, por ejemplo, con las irregularidades y corruptelas sacadas a la luz tanto en la Municipalidad de Chota como en la Dirección Subregional de Salud. Es el momento, por tanto, de no dar tregua a la corrupción que bajo mil formas penetra en las instituciones y se enquista en ellas para dilapidar y saquear los recursos públicos.
Estos indignantes y deplorables sucesos han pospuesto, quizá, la algarabía con que debió recibirse la noticia de la aprobación por parte del CONAFU del Proyecto de Desarrollo Institucional (PDI) de la Universidad Nacional Autónoma de Chota (UNACH), con lo cual se da luz verde para el inicio de las actividades académicas y la organización de nuestra universidad, cumpliendo lo que se establece en su ley de creación.
La creación de la universidad de Chota, una exigencia que data desde fines de la década del ´70. El primer paso se dio hace 15 años con la creación del Programa de Enfermería (filial de la Universidad Nacional de Cajamarca), para cuya cristalización el pueblo chotano contribuyó de manera valiosa y decidida: Los profesores trabajaron gratis los primeros ciclos, el colegio San Juan cedió las instalaciones de su local antiguo, los afiliados al SUTECH aportaron con un día de su sueldo, la municipalidad aportó con la adquisición de terrenos en Shahuindo y Colpamatara, el Hospital “José Soto Cadenillas” cedió sus ambientes para las prácticas preprofesionales, el comité de prestatarios adquirió el local central para las oficinas del Banco Agrario que al desactivarse éste pasó a la universidad.
Todo esto ocurrió cuando muchos de los que subliminalmente se opusieron (y aún se oponen) a la creación de la Universidad Autónoma de Chota y con risita mefistofélica se burlaban de las gestiones emprendidas para su creación, no sabían ni soñaban siquiera que iban a ser favorecidos con aquella iniciativa. Por eso llama la atención que teniendo el nivel profesional que ostentan no tengan el nivel axiológico ni el criterio que debieran exhibir.
Pese a todo, la Universidad Nacional Autónoma de Chota es una realidad.
Amor y Llaga N° 423