La sabiduría
popular suele reprochar a las personas cuya conducta está orientada y se mueve
por intereses indignamente económicos, señalando que su “amor no es por el
chancho sino por los chicharrones”. Este refrán cae como anillo al dedo en esta
coyuntura política en que se ha convocado a elecciones municipales y
regionales.
Concretamente,
en el ámbito de nuestra provincia han surgido y resurgido algunos personajes
cuyas aspiraciones en nada tienen que ver con el desarrollo de Chota o con la
solución de los graves y tantos problemas heredados de las sucesivas gestiones
municipales. Nada de esto es de su genuino interés.
Por el
contrario, todo indica que no es el amor a Chota lo que motiva a los
anunciados, propuestos o autopropuestos candidatos, sino a los buenos
chicharrones económicos que se atragantarán durante cuatro años (coimas, testaferros,
lavado de dinero, tráfico de influencias, propiedades mal habidas, cuentas
cifradas, etc.).
Algo más de
tres décadas los cargos de alcalde y regidores eran ad honorem, pues no
percibían remuneración ni emolumento ni dieta alguna, así ejercían el cargo con
absoluta dignidad y honradez, y con los pocos recursos que percibían las
municipalidades ejecutaban obras que los herederos del sillón municipal ni
siquiera los igualan.
Ahora las
municipalidades cuentan con ingentes recursos (hace 12 años atrás el presupuesto
de la Municipalidad de Chota no pasaba
de 6 millones de nuevos soles anuales, hoy sobrepasa los 35 millones), las
autoridades municipales perciben sueldo y dietas; aun así, como se oye en la
calle, no hacen nada y roban. Sabroso amor
a los chicharrones.
Amor y Llaga N° 519